¿Quién soy? ha sido una de las preguntas perennes que han dado origen a la búsqueda personal. La búsqueda – para conocerse a sí mismo- ha tenido varias respuestas a todo lo largo de la historia que apuntan a una experiencia, en la cual el que busca y lo buscado coinciden en que “Yo soy Dios, no hay otro”.
Detrás de todas las condiciones, somos la condición eterna –El uno antiguo- que nunca nació y nunca muere y del que surge toda la creación. La esencia de toda creación (Dios) está dentro de nosotros, de la naturaleza y la vacuidad cósmica.
Hablando con más propiedad, estamos dentro de esta esencia. La iluminación no es más que despertar del sueño de la vida convencional que genera un sentido del ego basado en un “yo” separado.
En el estado iluminado, todas las formas de vida y condiciones de existencia aparentemente separadas se ven como máscaras de dios, cosas que el origen divino de todos los mundos y seres escoge para ocultar parte de sí mismo.
Cuando te das cuenta de ello, ves que dios es uno mismo sin nadie más detrás o delante de él. Algunas religiones postulan que hay varios dioses, otras que sólo uno, sin embargo , el iluminado está convencido que sólo hay un Dios, el supremo, la persona cósmica y de que “tú eres eso”.
No es tanto de que tú estés dentro del cosmos, como de que el cosmos esté dentro de ti.