A continuación reproduzco una reflexión sobre mi percepción sobre una parte de la naturaleza humana que escribí en mi perfil de FB:
Reflexiono sobre una parte de la naturaleza humana.
En determinados momentos de nuestra vida tenemos la necesidad d eun cambio. En ocasiones este cambio es sutil o radical. Todos sabemos que para obtener un cambio debemos provocar ese cambio, es decir, debemos actuar de manera diferente a como hemos venido actuando. Entre más saturados estamos de la experiencia actual, entonces más motivados DEBERÍAMOS estar para intentar algo diferente en nuestra manera de actuar y de pensar.
Una enfermedad es una buena experiencia de saturación: a cualquiera que ha tenido un dolor agudo le ha urgido un estado mejor de bienestar.
La pobreza económica también lo es: a cualquiera que le ha urgido un peso para comer, le ha urgido estar mejor.
Una serie de eventos desafortunados también nos satura y nos invita al cambio: a cualquiera que ha tenido meses de "mala suerte" le parece urgente encontrar un estado mejor en su vida.
¿Debería ser obvio no?
Pues no. No lo es. Cuando pedimos un cambio, la información de qué hacer y cómo hacerlo nos llega. Sin embargo, lo que la mayoría de nosotros hacemos es resistirnos a hacer algo diferente. La mayoría de las ocasiones sólo queremos cambiar un poco y que todo lo demás cambie para nuestro beneficio. La mayoría de las veces no estamos dispuestos a cambiar de manera profunda, completa, ontológica. La mayoría de las veces decimos ( a veces llorando y desesperados) que queremos cambiar pero en el fondo seguimos esperando que los demás cambien, que la vida cambie, que el cuerpo cambie, que los amigos cambien, que el jefe cambie...
Un porcentaje de amigos y amigas que conozco pide un cambio en su vida pero no está verdaderamente dispuesta o dispuesto a hacer o pensar diferente. Por el contrario, también soy amigo de un segundo grupo cuyos integrantes deciden "tomar el toro por los cuernos" lanzándose temerarios a lo nuevo, seguros que habrá un beneficio en su vida a pesar de no ver ese beneficio a simple vista.
Este segundo grupo vence sinergias muy profundas:
1.- La tendencia a permanecer en el mismo lugar a pesar de que ese lugar duele.
2.- La tendencia a seguir pensando igual a pesar de que ese pensamiento no los lleva a ningún lado.
3.- La tendencia a hacer responsable a los demás del estado de bienestar de cada uno.
4.- La tendencia a ser mejor persona a través del sufrimiento.
5- La tendencia a visualizarse como victima de las circunstancias.
Este segundo grupo, por el momento, es reducido. Pero estoy seguro que los que están en el primer grupo verán los beneficios en paz, tranquilidad, felicidad y abundancia que poco a poco consiguen los segundos y un día se sentirán tentados a preguntarle a los del segundo grupo cómo es que lograron sentirse tan bien con ellos mismos.
La decisión es de cada quien.