Un padre asesina a sus tres hijas, después a su esposa y por último
él mismo se pega un tiro. Ha escrito una carta, con cuidado, de tres
páginas, en dónde explica que esa fue la mejor alternativa que se le
ocurrió. Ya no puedo mantener a mi familia y lo mejor es evitarles el
sufrimiento.
Los suicidas no son personas frágiles o cobardes.
Tampoco son personas valientes y decididas. Los suicidas son personas
profundamente enojadas. La victimización que han decidido abrazar en su
vidas ha provocado un nivel tal alto de ira que les parece lógico
castigar a los demás. Es como si mandarán un mensaje de "ya ves lo que
he tenido que hacer, si no me hubieras presionado , no hubiera hecho
esto".
Yo no conozco cómo estaba organizada su estructura familiar pero puedo mencionar algunos razgos comunes:
Probablemente él fue enseñado desde pequeño , muchas veces en silencio,
que su valor estaba sustentado en su capacidad para "hacer" por los
demás. Proveedor económico, proveedor de estabilidad emocional,
proveedor de seguridad, etc. En la medida en que él cumpliera con esos
roles , en esa misma medida sería querido. En la misma medida en que él
cumpliera, en la misma medida tendría la promesa de no ser abandonado y
ser siempre querido.
De esta manera buscó inconcientemente una
pareja que le reforzara estos mismos paradigmas. La buscó a pesar de que
le entristecía en lo más profundo de su ser que su valor estuviera
sujeto a su desempeño. La buscó porque creyó que ese era el status quo
que si bien lo hacía sufrir, le proporcionaba un esquema de
organización, seguridad y control.
Así lo hizo hasta que "algo"
en su interior no soportó más el condicionamiento del amor. Había
paleado la insatisfacción con alcohol, trabajo, algunos vicios, pero
llegó un punto en que no pudo seguir mintiéndose sobre la razón
principal que lo impulsaba a hacer todo: miedo a la perdida.
Ese es probelma de la estructura machista de organización familiar: todos pierden. Les aseguro que tampoco ella era feliz.
Dejó en claro que ya no sería un proveedor condicionado. Dejó en claro
que no viviría más con el dolor de no sentirse querido. Dejó en claro
que estaba furioso : todos le decían en silencio o con acciones, que
nunca era suficiente.
Lo dejó bien claro.