Oh, mi amado Dios
este día he crecido.
En este día me estoy abriendo.
El cambio, mi amado Dios,
ha sido una fruta amarga.
Oh mi amado Dios,
!hay de mi!, fue sólo mi miedo.
Ábreme, trovador,
ábreme.
Dame la fuerza
para entender
y la sabiduria para escoger.
Así lo declaro
desde el señor Dios de mi ser,
por siempre
y para siempre
!Que así sea!
Por la vida
Ramtha, EL LIBRO AZUL, pag. 34. 2003
No hay comentarios:
Publicar un comentario